Edgar, por fin, ha conseguido
legalizarse en Austria. Europa existe. Lo ha conseguido pero tiene una multa de
80 euros por haberlo hecho con retraso. En caso de no poder pagarla, tiene la opción de canjear
esos 80 euros por trece horas de la
cárcel (sic). Generosidad austriaca. Algunos amigos de aquí le han sugerido
la posibilidad de aceptar esas horas de cárcel. Por lo visto allí, en los
calabozos de Viena, los “legalizados pobres” se juntan con otros malhechores y
cumplen sus horas jugando a cartas, hablando de posibles negocios, futuras
alianzas. Incluso puede cumplir las horas en varios plazos. Puede tomárselo
como un primer trabajo a tiempo parcial. Bien pensado, 80 entre 13 le sale a
más de seis euros la hora. No está tan mal para jugar a cartas y estar en
compañía de otros camaradas.
Hay que
pensarlo. En la cárcel nunca se sabe. Primero son trece horas y luego llegan
las sanciones por mala conducta y en fin…
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